A mi ciudad le están prohibiendo todo el cielo
con una fría cachetada de hormigón;
monstruos de hierro se le oxidan en el pecho,
bloques de olvido van clavando su aguijón.
A mi ciudad le están saqueando el arco iris
y ya no queda ni un silencio por robar.
Se van los pájaros, el verde se hace humo,
la urbanidad le muerde un sol por madrugar.
No tengas miedo, hay brazos bien alerta
no es tu destino ser trasto de ocasión.
Somos tu vuelo, aquel tejido de un abuelo,
un poco origen, un poco inmigración.
A vos te tiembla la piel de la memoria
y a mí me sobra coraje y decisión;
los típicos verdugos de tu historia
son sólo torres, vos reina y corazón.
A mi ciudad le están jaqueando los recuerdos.
En cada ochava llora el duende de un buzón,
desorientado esquiva el viento tanta reja,
la plaza estéril dominguea su prisión.
Ay Buenos Aires, si te fraguan tanto muro,
la identidad de tu canción va a sucumbir.
Entre pilares, pavimentos, tabiques y tormentos
mi voz será quien te haga resistir.
Entre pilares, pavimentos, tabiques y tormentos
mi voz será quien te haga resistir.