Como agua clara de reflejo cristalino,
que vas cantando juguetona en la corriente,
vos eras pura, pero el barro del camino
salpicaba tu alma buena, soñadora y virginal…
Yo que te amaba, quise ser tu consejero,
seguí los pasos de tu corazón tan niño,
mas fracasó mi amor y mi cariño,
pues dejaste en el sendero,
¡tu pureza de cristal!
Agua clara que cantando vas,
tus reflejos pronto perderás,
si al nacer en la vertiente
seguís con la corriente
que leva hacia el fangal…
¡Agua clara!... Eso fuiste vos
en los campos donde te adoré,
pero el vicio te arrastró
y al fango de un pantano
¡yo te vi caer!...
Yo que soñaba con hacerte esposa mía,
ya para siempre por ingrata te he perdido,
y triste pienso lo feliz que hubieras sido
escuchando los consejos que te daba por tu bien…
En esa vida de locuras y placeres,
se esconde un barro que salpica traicionero,
y empaña el alma de hombres y mujeres
que en tan falso derrotero
¡van dejando amor y fe!...