¡Cuántos sueños se nos fueron de las manos!
El rincón del barrio aquel que trajinamos.
Los paisajes tan queridos que borraron.
Tantas cosas del país que se llevaron.
Un "saber vivir feliz" con lo que amamos.
Y ese orgullo de creer tanto en lo nuestro.
En las cosas que perdimos y añoramos
como un límpido horizonte que no está.
Cargaron en tropel,
pedazos de país.
Y un modo de vivir
que ya no pudo ser.
Y apenas nos quedó
el tango rezongón,
que no se dejó arrear
de puro retobón...
El tango que nos dio
color de identidad.
Que nos templó la voz
con su raíz profunda.
Que erguido desenfunda
su estirpe arrabalera
y cruza las fronteras
del mundo sin cesar..
Si vendieron nuestro orgullo y nuestra suerte.
Y jugaron con la vida y con la muerte.
Achicaron nuestro sol y nuestro cielo
y apagaron las guirnaldas del desvelo.
Pero fuimos inmortales y aprendimos
que el aguante es la virtud que no se entrega.
Y salvamos de las cosas que quisimos,
este tango que en el mundo suena y va...