Allá en la ribera, la tarde se aleja,
llevando una queja de rota ilusión,
y el aire recoge, suspiros profundos,
que irán por el mundo cual tierna canción...
Nos llega hasta el alma, como una sonrisa,
la cálida brisa que trae al pasar
quien sabe de dónde, palabras sentidas,
que llenan la vida, de grave penar...
Doliente y hermosa, está en la ribera,
la joven que fuera, feliz en su amor,
un buque, a otros mares, del puerto ha partido,
y un hombre se ha ido tras algo mejor...
Un hombre se ha ido con rumbo a otros lares
sin ver los pesares de otro corazón,
quizás no ha pensado lo que al irse dejaba,
a la que lo amaba con santa pasión...
El sol ya se acuesta, apaga sus luces
y palos y cruces se ven balancear,
y entonces la joven no puede calmarse,
ni puede olvidarse de aquél que se va
y mientras las sombras invaden las cosas
triste y silenciosa se aleja de allí,
pero aunque no llora camina llevando
el alma sangrando, por tanto sufrir...