Una noche fue nuestra enteramente,
de sol a sol, sin prisa, sin medida.
Fue la primera y última y primera.
Una mezcla de encuentro y despedida.
Principio y fin de todo, darse cuenta,
que uno está construyendo su recuerdo.
Y no importarnos ya, que nada importa,
en las horas que van de medianoche al sueño.
¡No!
No mires el reloj
que ya no hay tiempo.
Y si te duelen las palabras,
¡cállate!
Vivamos el momento,
beso a beso,
que afuera
ya comienza a amanecer.
¡Sí!
Si el beso que te di
no tiene precio,
ya no dirás, que ningún precio te pedí.
Vivido este momento,
beso a beso,
salgamos,
que amanece ya otra vez.