¡Tú que fuiste tan ingrata
con tus hermosos niñitos!
Hoy el mundo te maltrata
porque has vendido por plata
¡tus besos!... ¡besos malditos!
¡Tus inocentes hijitos,
quedan llorando en la vida:
como pobres pajaritos
que sangrarán de su herida
¡tus besos!... ¡besos malditos!
¡Eras madre cariñosa
y tu amor me alimentaba,
cuando en nuestro hogar reinaba
el más puro y tierno amor!
¡Mas un día!... ¡ambiciosa!,
quisiste beber la copa
y el veneno de tu boca
fue la pasión de una loca
¡y una mueca de dolor!
¡Eres joven y en la vida
vendes tus besos malditos!...
sin mostrarte dolorida
de tus humildes niñitos,
que llaman... ¡madre querida!
¡Preguntan por su mamita!...
¡Te imploran!... ¡quieren besarte!
¡Y tú, eres tan maldita,
que al quererte hacer bonita
no has hecho más que humillarte!
¡Ten piedad de una vez,
de estas almas que te lloran!;
y que por tu amor imploran
que un instante recordés
que en tu triste hogar tenés
tus pobres criaturas,
¡y tus caricias benditas
será glorias infinitas
si a nuestro lado volvés!