Por otros ojos ardorosos
pronto de los tuyos me olvidé...
Por otros besos voluptuosos
tus caricias, tan sinceras, rechacé...
Y aquellos días venturosos
que, quizá, a vivir no volveré,
se tornaron tristes, borrascosos...
Mi traición
fue indigna de tu fiel pasión.
Hoy, nuestro idilio al evocar,
siento nacer
una esperanza...
Si me quisieras perdonar
la acción de ayer
tal vez, lograr
pueda mi querer
firme, convertir
en dulce dicha tu dolor,
y así vivir
un nuevo amor...
Pienso que sólo una locura
pudo aquel cariño ensombrecer
trocando en triste desventura
mis ideales y tu ensueño de mujer...
Mas, en tu imagen dulce y pura,
siempre, al recordarla, veo ese ayer
que llenó mi vida de ventura sin igual,
¡menguada ante otro amor fatal!...