¡Oh!, noche amiga que me oís llorar
su nombre en vano por el gris murallón...
Enciende en tus luceros la ribera
que en el paso de esta espera
¡hay más tinieblas que en la muerte!...
La Cruz del Sur en el cenit saldrá
y el eco triste de su voz me dirá:
“Amor... tu alma me persigue
mas no sueñes imposibles
¡que este sueño ha muerto ya!”.
Era luz... para mí...
Su reír... de cascabel...
Un sólo ser fuimos los dos, sólo una vida...
Más esperanza en nuestro mundo no cabía...
Pero el dolor desde la sombra
nos seguía y con un tajo el corazón...
¡nos mató!...
Hoy no está... la perdí...
todo es ya renunciación.
Collar de luces y cantares mil,
¡oh!, noche azul, te vestirán de ilusión...
Y el paso de tu luna por el lago
será un cisne milagroso
para los enamorados...
Y todo, todo sonreirá de amor...
La fuente y el arroyo murmurador...
Y yo... sin ella en mi destino
seré un lanto en los caminos
de este valle abrumador…