Siempre jugaba
con los pebetes
y qué contento. ¡Todo alegró!
y ahora solo
sin un cariño
entristecido y sin amor
ha terminado
y al recordarla
con mis hijitos lloro yo.
Ha sido malo
Dios al quitarla,
así mi hogar destrozó.
Mamá, grita el pibe.
Mamita, la nena
y yo al oírlos
me muero de pena.
Ya envejecido
está papito,
todos juntitos frente al fogón
de nuestra madre
nos recordamos
sintiendo ausencia de su amor.
Con nuestros ojos
llenos de llanto
oramos todos por su paz
allá en el cielo
la madre buena
por nosotros velará.