Cuanto nos dimos… de amor y sueños.
Cómo volaba… nuestra ilusión.
Duendes del cielo… con raro empeño
le daban fuego a nuestra pasión.
Pero una nube… rompió esos sueños
y en una lluvia se los llevó
dándole ausencia a las esperanzas
que alimentaban nuestra ambición.
Ninguna estrella quedó en mi puerto
tú te llevaste mi corazón.
Yo no sé si algún día mis ojos
volverán a llenarse de ti
y no sé si en tu magia de antojos
una alquimia encantada me desnuda ante ti.
Solo sé que en un muelle desierto
sin estrellas ni luz…
Una barca se aleja… una barca se aleja…
y en la barca vas tú.
He visto irse… tu luz lejana
que se moría… cerca de Dios.
El horizonte… se hacía tu dueño
yo me adueñaba de mi dolor.
A mar extraño… partiste un día
desde mi vida llena de sol
y, desde entonces, no sé si existes
o si la muerte te arrebató.
Beso en las noches tu boca ausente…
que nunca dejan su último adiós.