Las calles de la Boca lo veían
con su pipa, su sombrero y su distancia
y todo el aluvión de fantasías
que con su ronca carcajada regalaba
con ese vozarrón de marejada
habitaba el almacén y las mañanas
y en el bolsillo grande de su traje
bailaba siempre una botella de coraje.
rostro mágico y curtido
navegante de los mares y la soledad
su perfil de aventurero
recaló en los remos
de aquel bote fuerte y viejo como él
el rumor del Riachuelo
quiso hacerlo su botero
navegándole la voz
pero el viejo marinero
en silencio una mañana
dejó el río y se fue al mar.
A veces repetía y maldecía
con su copa, su tabaco y su misterio
y erguía con su vientre de gigante
mil secretas profecías de otras tierras
con ese pantalón viejo y raído
caminaba por las calles su riqueza
y en sus ojillos pícaros de viajes
brillaba siempre la muchacha del tatuaje.