Por la pinta de malevo con quebradas de compadre
y engrupido de gran púa vas delatando al chabón,
escondiendo, ¡pobrecito!, bajo tu disfraz de tigre,
las agallas tiernecitas del gato cuando es mamón...
Porque a tu pobre percanta siempre le cargás el carro;
y en el boliche del barrio con los tanos la broncás,
te has creído que sos lince, que sos terror de la barra
cuando nunca, frente a frente, ¡ni una mirada aguantás!
Vos no conociste
al gran Pardo Reyes
lo mismo El Tachita
y el Chino Ramón,
otro, El Lecherito,
El Tigre, El Zorrito,
¡todos los muchachos
de gran corazón!...
También El Torito,
El Noy y El Chileno,
El Nene y El Talla
como El Batitú.
¡Que fueron los tauras
de los cuatro vientos,
del Este al Oeste
y del Norte al “Sú”!
Pero vos ni sos la sombra de los nenes que he nombrado,
ni es tu alma la de tu hombre que en la ocasión la jugás,
y es por eso que el suburbio te repudia por tus diques,
¡porque sos un aspamento que por la davi rodás!
La otra noche, por Chiclana, te chingaste fiero el Pibe,
te arrancó la “tua donna”... ¡con prepotencia nomás!
Y palmaste muy debute, lo que todo el mundo bate,
¡Si sos un pobre pichicho... que ni a la luna chumbás!