Torturan a tus ojos sueños viejos
y angustias que se empeñan en golpear,
las puertas de tu miedo y de mi miedo
con lágrimas que no se lloran más.
Arrastran los fantasmas del silencio
las dudas que te obligan a callar,
tus pobres esperanzas de un mañana
delante de esta torpe realidad.
Nacimos en la lluvia y el delirio,
crecimos junto al borde del final,
temiendo despeñarnos cada día
perdidos, no supimos ya soñar.
Llevamos aves ciegas en la sangre
volando en su vuelo más fatal,
se niegan otros cielos, se lastiman
golpeando con sus alas el cristal.
Se rompen uno a uno los pecados
que ya resulta absurdo hasta pecar,
tan sólo hoy nos une este cansancio
y un loco miedo extraño de llegar.
Aguardan mil andenes resignados
regresos que no hemos de intentar,
no somos pasajeros de la vida
tan sólo moriremos, nada más.