Ayer escribí en el viento
las cosas que hemos perdido,
cosas que nunca te cuento,
cosas que nunca me olvido.
Pensé en las dos soledades,
en la tuya y en la mía,
que estando cerca peleaban,
que estando lejos morían.
Y es fácil comprender como fue todo,
de dos miradas, un amor;
de dos amores, un orgullo;
de dos orgullos, un adiós.
Y luego, luego la ceguera,
que el tiempo nos curó,
cuando era tarde.
Es fácil comprender como fue todo,
qué pena no poder volverse atrás.