Muchachada amiga, sincera y derecha,
muchachada de oro de la época azul.
No quedó ninguno, se fugaron todos,
como el cigarrillo de la juventud.
Compañeros de antes, muchachos queridos,
que en aquellos años de alegre canción
las primeras novias, en las viejas calles,
nos dejaban siempre alguna emoción.
Barra de oro,
a través de los cristales de mi vida
miro y busco a la querida muchachada del ayer.
Pero el turbio cristal mío
me hacer ver todo sombrío,
desde el centro al barrio aquel.
Porque ya la barra de oro
vive alegre en el tesoro
de un hogar que yo soñé.
Compañeros de antes ya nunca andaremos
por aquellas calles del barrio feliz.
La casita blanca, sola como mi alma,
nos trae el perfume del viejo jazmín.
Llegan en la noche rumores de un tango,
la luna plateada derrama su luz,
mientras los cabellos grises sintonizan
los sueños queridos de mi juventud.