Bebe otra copa
y asomándote al misterio,
donde anima sus fantasmas
el alcohol.
Viaja conmigo
por el mundo de los sueños,
donde enciende sus pasajes
la ilusión.
Gusta conmigo del placer que, en cada copa,
tienta con guiños de locura el corazón.
Mientras enciende
con su fiebre en nuestras bocas,
la pasión en que se abraza
nuestro amor.
Me gusta beber contigo
—los dos en amable intimidad—
y en la suave embriaguez de los sentidos,
así, como aturdidos,
dejarse abandonar.
Me gusta beber contigo,
sintiendo a tu lado que al alcohol
—exaltando la vida con su hechizo—
nos crea un paraíso,
con magia de ilusión.
Pinta en tus ojos
el licor, un brillo extraño,
y en tu risa enciende acentos
de pasión.
Y el beso rojo
que en la copa has estampado,
me estremece de afiebrada
tentación.
¡Cómo estás linda!, con el rostro arrebatado
por ese cálido matiz de excitación,
cuando en la tenue
media luz en que soñamos,
va sombreando tus ojeras
el amor.