Ser porteño es hilvanar las madrugadas,
delinear el pespunte hacia otros días,
es hacerle el dobladillo a los aciertos,
según la altura en vuelo de su vida.
Ser porteño es enhebrar el Obelisco
y la vida, con la seda de otros sueños.
Es bordar de mostacillas la memoria,
al darle mejor brillo a los recuerdos...
...es el talle que luce cada calle,
la sisa que da vuelta en cada esquina,
el escote sutil de una mirada,
que estalla en el botón de una camisa.
Buenos Aires invita, a inventar pasarelas,
bajo un cielo de sueños de acuarela y crayón,
cuando un flaco sin barbas, al pinchar una estrella,
atraviese la magia, que lo vista de sol...
...y regrese a Corrientes, esa mística inquieta,
de Avenida con Glorias, más acá del telón.
Ser porteño es desafiar a la elegancia,
a lucir, con glamour, algún defecto.
Ser porteño es encontrar la primavera,
que ponga otros abrigos al invierno.
Ser porteño es atreverse a la locura,
de estrenarle a la luna, un traje nuevo.
Es dejar desfilar la voz del tiempo,
que luce un tango de hoy, con otro acento..
Es el arte de entrenar a la cordura,
a un juego de cintura que ondula el modelar,
de un ocho, un caminar, una sentada...
sin pausa y sin quebrada, que hay tela por cortar.
(Coda)
Buenos Aires invita
a esas noches de fiesta,
por urbanos paisajes
diseñados por vos.