Calesita de mi barrio que en mis años de purrete
eras el mejor juguete que me podían brindar,
cuando paso por tu lado, recordando aquellos tiempos,
no sé explicar lo que siento, pero quisiera llorar.
Calesita de mi barrio, espejo de mi alegría,
tal vez el progreso un día te lleve hacia otro rincón,
pero tenelo por cierto, que aunque deje de ser chico,
ha de vivir tu organito dentro de mi corazón.
Cuantas veces sin un cobre hasta tu lado llegaba
para ver si me colaba, por descuido o por error,
y mordiéndome de rabia pensaba en los cinco guitas
que había gastado en masitas, tal vez el día anterior.
Voy recordando esos años, cuando al salir de la escuela,
dejaba rango, rayuela y vigilante ladrón,
para correr presuroso hasta el viejo potrerito
donde vos, con tu organito, gambeteabas mi ilusión.
Las veces que he protestado al viejo calesitero
¡eh!... ¡diga!, no tan ligero, así quién la va a sacar
y el viejito ocultando, su ya clásica sonrisa,
me paraba la sortija justo cuando iba a pasar.
Calesita de mi barrio espejo de mi alegría
tal vez el progreso, un día, te lleve hacia otro rincón
pero tenelo por cierto, que aunque deje de ser chico,
ha de vivir tu organito dentro de mi corazón.