Cantame un tango hermano que me piante la pena
cantámelo bajito, sosteniendo el compás,
con un chamuyo lerdo asomate a mi cielo
metele... tal vez juntos echemos a volar.
Ya sé que no es posible que creas hoy de nuevo
viste tanto balurdo, viste tanto disfraz,
aún tiemblan en tus ojos los ecos del sollozo
por el niño ciruja que procura su pan.
Un tango que me cuente tus calladas quimeras
esas que al concretarse te permitan soñar
con el festín del pobre que en justa algarabía
lleva a su humilde mesa / el logro de su afán.
Contame en dos por cuatro tu berretín lejano
imitalo al Morocho en un tango triunfal
que desde el lado izquierdo mi cuore te acompaña
tayando con los duendes que saben tu verdad.
Batime vos la justa, decime —piedra libre,
que la vida es fulera, no me quiero entregar
amuremos la tarde que el sol nos reconoce,
empujemos la carga de nuestra soledad.
Y si te queda un cacho de ilusión en el pecho
con el alma encendida decidite a entregar
el corazón abierto, que la herida no sangra
si la cubre fraterna, la piel de la amistad.