Cuando aprendí a verme desde adentro
ese caudal que no deja tocarse,
el paraíso ardiente de la sangre,
la primavera eterna de encontrarse.
Desde ese tiempo supe que mi sueño
es un portal abierto en las orillas
que se transmite a corazón latiendo:
como un perfume a rosas amarillas.
¡Cantar es vivir! y darlo todo en ese intento
con la ilusión de andar sanando heridas,
poniendo el alma al sol en cada verso
y así endulzar el mundo con poesía.
¡Cantar es vivir! buscando un mundo iluminado,
alzar mi voz en cada melodía;
como abrazar lo bueno de lo humano
y remontar al viento una alegría.
Pude entender buscándome en los otros
que un corazón feliz sana la vida,
cambia el color tan gris de la tristeza
roba los miedos, calma las heridas.
Busco besar el cielo con las manos,
y despedir al mal desde mi canto;
quiero encender la luz de tus entrañas,
profunda luz, que apague tu quebranto.