Ahora que ya empiezo a balconear
de reojo la vereda del pasado
en cana el corazón rezonga
las milongas, las macanas,
los amores contrariados;
la cruz de un berretín que no se dio
por las cosas que al destino no le cuadran,
mi estrella siempre en falsa escuadra
y un bolsillo que me ladra
por comprar más de un buzón.
El mundo es un balcón florido
para el apenas muy poco ha vivido…
¿Quién pude sospechar que el tiempo
es un antiguo sembrador de olvidos…?,
que va en un callejón
sembrando un relumbrón
de sombras y nombres perdidos;
murmullo cimarrón
que chaira el corazón
por cada amor que ya pasó.
Se aprende tarde a ver la realidad
y con dar un tropezón sólo no alcanza,
el hombre suele ser porfiado
y hasta verse revolcado
nunca pierde la esperanza.
A fuerza de pifiar como el mejor
fui a parar más de una vez de hocico al suelo,
y a cambio de salú’ y torbelo
me gané pa’ mi consuelo
un carnet de perdedor.