Celedonio, vos te has ido pero queda tu pasado
palpitando en la centena de canciones que dejás,
y tu alma está en la letra de tus tangos inspirados
en la escena turbulenta del suburbio y la ciudad...
Con la pena que tu viaje sin retorno ha provocado,
porque al irte te llevaste la emoción del arrabal,
llora el tango como un pibe que quedó desamparado
y un acento lastimero tiene el canto del Zorzal...
“Mano a mano” con el tango fuiste jugando tu vida
y en un rosario de penas se enredó tu corazón,
y tu estilo vigoroso con matices sensibleros
le dio sabor bien porteño, al verso de la canción.
En “Corrientes y Esmeralda” se refleja tu cariño
por tu calle preferida de “Muchacho” de arrabal,
que puso “Calor de Nido” en tu corazón de niño
y en tu musa, la bohemia persistente y pasional.
Negro Flores, cuántas veces por las calles de Palermo
arboladas y tranquilas alguien detuvo tu andar...
Era Evaristo Carriego con su tristeza de enfermo
que surgiendo de la noche, te invitaba a conversar...
Pero una vez caminaron, silenciosos, calle arriba,
arrastrando los recuerdos hasta el rincón celestial,
y entre abrazos y sollozos con esa barra querida
te quedaste para siempre, haciendo un tango inmortal.