Mi Buenos Aires.
Ya son bastantes primaveras.
Y el mismo río que golpea
tu orilla incierta.
Tu viejo tango
está en el aire de tus calles,
en las historias que regresan
y vuelve a estar
cuando cantás.
Y la ciudad que entonces fuiste,
nombrada al son de un bandoneón
entre quejoso y compadrón,
tuvo su idioma para siempre,
aunque creciste...
Mi Buenos Aires.
De cada etapa de tu vida,
hay un recuerdo como herida,
que vuelve a ser
verdad de ley
cuando cantás
tu tango fiel.
Mi Buenos Aires.
Ya son bastantes primaveras.
Y el mismo río que golpea
tu orilla incierta.
Estás naciendo
sobre tus huesos derrumbados.
Tras el rigor de la piqueta.
Y la impiedad
que sin mirar
lo que el progreso va arrasando,
dice tu fiebre de volar
y tus delirios de trepar
hasta ese cielo inconquistado,
que vas buscando...
Mi Buenos Aires.
Serás canción con tu presente.
Y cantará tu voz de siempre,
con nueva voz,
para nombrar
tu tiempo de hoy,
tu eterno amor…