Me llama, me provoca, me seduce,
tal vez, salió a buscarlo el corazón,
al borde del misterio me enamora
con el verso cautivo en su canción.
Borracho de nostalgias me persigue,
sus duendes apresuran mi ilusión,
me ciñe con su abrazo inaugurando
las lunas escondidas en su son.
Me habita con un beso en dos por cuatro
y atrapa en sus compases mi pasión.
Enciende los paisajes y comparte
la antigua soledad del bandoneón.
El tango es Buenos Aires, su universo,
las voces revelando mi emoción,
sus ecos calle arriba me transportan
al fuego que alimenta mi obsesión.
Latidos de los fuelles en mi pecho
responso de suburbio, metejón.
Con locas fantasías me conmueve
su ritmo de romance y tentación.
Me roza con su voz en un conjuro
y muere dulcemente mi razón.
Es noche columpiando en mis ojeras
las luces fugitivas de un farol.