(Recitado)
La ciudad dormía majestuosamente
En la quietud de la noche,
Como una agonía, como un reproche,
un alma en pena cantaba así:
Corrientes, calle nocturna,
de milongas, calaveras y gente bien,
en tu calle de vicios y de orgía
maté mis alegrías, mi único edén.
Corrientes, calle de vicios,
donde ilusa marchité mi juventud,
entre el brillo de tus luces esplendentes,
mareada y sonriente, perdí mi juventud.
Y una más que vaga sola,
sola y triste con mi pena,
arrastrando una cadena
de amargura y sinsabor.
Mas yo no culpo a ninguno,
sufro sola mi caída,
y a cada paso, mi vida
llora de angustia y dolor.
Corrientes, calle de vicios,
una noche me embriagaste con tu mal,
y fue tanto el veneno que me diste
que nadie resiste tu brillo fatal.
Corrientes, calle maldita,
no te cambio jamás por mi arrabal,
aunque a veces quisiera abandonarte
no puedo dejarte, calle de mi mal.
Como siento por mis viejos
mi hogar, mis hermanitos,
que de pena, pobrecitos,
sufren lo mismo que yo.
Ya mi honor y la vergüenza
para siempre la he perdido,
y hasta mi carne he vendido
para qué hablar del pudor…
corrientes 348 A media luz