(Hablado)
Rosa soñaba con bailar un día en un teatro abierto y ambulante,
con música de un Astor desafiante y la ciudad cayendo por detrás...
(Cantado)
Andaba por los bares como un ángel
y se reía siempre y se mareaba,
buscando en una danza imaginada
aquel amor atento a su licor.
Subió a una combi y se largó al camino
de hacer fronteras y mentir aduanas,
bailando primaveras piazzolleanas,
como un espejo que no pudo ver.
Se enamoró de un príncipe viajero
que la envolvió de un guiño y cuatro notas,
que la subió a una estrella, en vuelo a Europa,
y así llegó a París, como una flor.
(Estribillo)
Rosa bailó y se fue,
muñeca frágil de cielo en cielo,
colgando fotos de una pared.
Rosa bailó una vez,
danza invisible buscando el viento,
final de un cuento que no olvidé.
(Hablado)
Dicen que al tiempo se perdió en un subte, y se quedó bailando por la gorra,
cuentan que se enredó en un par de historias y que zafó de algunas, por zafar...
Casi va presa en Roma una mañana porque robó en un súper y la vieron,
curtió una noche con un jeque obrero y fue modelo para la tevé.
(Cantado)
De día era una “chica de Almodóvar”,
de noche, pena de un amor gitano,
mezcla de Arolas con cerveza helada
y de heroína con “El Camarón”.
Al tiempo la encontré en el Barrio Chino,
en Barcelona, envuelta en soledades,
ella adoraba dioses de saudades
y yo tenía dos vinos de más.
Recuerdo que bailó como una diosa
y que lloramos todos esa noche;
recuerdo que vi el alma de una rosa
con Astor en un viejo grabador.
(Estribillo)
Rosa bailó y se fue,
muñeca frágil de cielo en cielo,
colgando fotos de una pared.
Rosa bailó una vez,
danza invisible buscando el viento,
final de un cuento que no olvidé.
(Recitado final)
Dicen que se casó y que se hizo vieja
y que después volvió, pero no creo...
seguramente es otra, porque aquélla,
pequeña rosa que tembló de frío,
sigue bailando por el Barrio Chino
entre borrachos que lloran estrellas.