Como un tajo
que le atraviesa el rostro a Buenos Aires
que corta por Jujuy de sur a norte
y vuelve por Jujuy de norte a sur.
Así nace,
parido en son de tango acompasado
que va desde Pichuco hasta De Caro,
pasando por Fresedo, Azucena y Canaro.
Y alardea
en modernas pretenciosas estaciones
luminosas y con ambición de shoppings
ostentosas de escaleras y ascensores.
Se inaugura
con milonga, cotillón y firulete
el 18 de octubre de dos mil siete
y es noticia para toda la ciudad.
Caseros
recordando el tango bien arrabalero
con el que Julio De Caro daba ritmo
a los bailongos populosos de otro tiempo.
Inclán
estación en que Azabache la cantora,
la Maizani de Palermo, soñadora
se da corte frente a frente con el tren.
Humberto Primo
donde está la última copa de Pirincho
y paseando por entre las madreselvas
de Canaro se combina en línea E.
Venezuela,
con nostalgias de escuchar su risa loca
donde Osvaldo Fresedo es quien convoca
desde el sueño que nació en La Paternal.
Once...
las manos del gordo Troilo sobre el fuelle
y es el bandoneón el dueño de la historia
con las voces de Rivero y Goyeneche.
Como herida
que se ha quedado corta con el corte
que va desde Caseros hasta Once
y de Once hasta Caseros, nada más.
Así empieza
así es como se inicia el subte hache,
gigantesco zanjón siglo veintiuno
que sueña con crecer por norte y sur.
Y se luce
con solo cinco paradas que relucen
en apenas poco más de veinte cuadras
orgulloso de su forma y su función.
Se inaugura
con milonga, cotillón y firulete
el 18 de octubre de dos mil siete
y es noticia para toda la ciudad.