Dejá que la gente diga;
vos sabés que el mundo intriga
por el gusto de intrigar.
Si me querés vos, queréme.
Cuando un hombre ama no teme
ni le importa el qué dirán.
Lo que hay es una punta de envidiosos
que sufren al sabernos tan dichosos
y al verme a mí tan tuya, los celosos
mi vida tiran a envenenar.
Mi corazón
era un barco a la deriva
que sin timón navegaba por la vida
hasta que halló en tu cariño cierto
el anhelado puerto
donde fiel amarró.
Dejá que la gente diga;
yo no he querido en mi vida
como a vos te sé querer.
Ya mi pasado no existe:
desde que vos me quisiste
creo que volví a nacer.
Decí a los que te vengan con macanas
que en vez de mí se ocupen de su hermana,
que vos y yo, porque nos da la gana,
vamos a querernos más cada vez.