Para qué remover las cenizas
y avivar esas llamas de nuevo.
Es en vano que insistas, no puedo,
te conozco la mala intención.
No es amor, ni es cariño que sientes,
es la sed de venganza que tienes,
en tus ojos te leo tu crimen
y en tus labios una maldición.
Dejame que viva de nuevo la vida,
no ves que los años golpeándome están.
Dejame que viva si tengo en mi alma
las llagas abiertas de todo tu mal.
Me odias a muerte, ¿qué ganas con eso?
No sé qué locura te induce a matar.
Dejame que viva, se buena, se noble,
verás como el tiempo te ayuda a olvidar.
Y al final, ¿para qué tu capricho?
si sabés que no puedo quererte.
Yo he sufrido, tú sabes lo mucho,
y tu engaño mi nombre manchó.
Para qué, te repito de nuevo,
si yo sé que tus labios me engañan
y tus manos las veo manchadas
con la sangre de mi corazón.