Llevo perdidas demasiadas cosas
apuestas, libros y promesas vanas,
noches de amor, de vinos y de rosas,
mañanas en silencio en mi ventana.
Llevo perdidas muchas discusiones
proyectos, lucidez y campeonatos,
pero no estoy dispuesto a este desorden
de no tener tu amor y tu arrebato.
Ni a perder tu mirada de tierno disparate
tu rostro en la mañana, tu gesto con el mate.
Tu risa entre malvones, tu celo y mi impericia
tus dedos en la noche, tu piel en mis caricias.
Después de tanto adiós no quiero
perder tu historia ni perder la mía.
Llevo perdidas varias estaciones
y algunos compañeros en la lucha,
la llave de encerrar a las pasiones,
y el gris refinamiento de la astucia.
Llevo perdidos demasiados trenes
tranvías, subterráneos, colectivos,
pero no acepto dios que me condene
a no tener tu amor definitivo.