Alma mía, no estés triste...
Basta amor, seca tu llanto;
yo te quiero tanto... tanto
que tu pena más me aflije.
Ya lo sé... todo es mentira,
es la envidia que condena,
que tortura... que envenena
y se oculta en la traición.
¡Dicen que sos mala...
que jugás con mi cariño,
que me engañas como a un niño,
que es mentira tu querer!...
¡Dicen que sos mala
y que no me lo merezco,
que todo lo que te ofrezco
no me lo has de agradecer!...
Yo que creo en Dios,
creo en vos también
y en tu gran amor, amor que soñé.
¡Dicen que sos mala!...
Pero no, no puede ser.
Pero no, no puede ser.