Con su carga de esperanzas, con sus anhelos más puros
va el corazón por la vida expresando su fervor,
pensando en horas mejores que ha de brindarle el futuro
para calmar los agravios de las mentiras de amor.
Ilusiones que nos llevan a proseguir el camino
exaltando el entusiasmo para adelante marchar,
para arrancarle a la vida el secreto del destino,
el misterio de la vida que intentamos descifrar.
Las ilusiones de un día
nos acercan al amor
y en las fuentes de alegría,
y en las fuentes de alegría
encontramos el dolor.
Dolor que hiere profundo
destrozando la ilusión,
pues por caminos del mundo,
pues por caminos del mundo
se desgrana el corazón.
Desde entonces la existencia ya no tiene más encanto
y aceptamos como carga el vivir sin emoción,
ya perdida la esperanza, la alegría se hace llanto
y en el alma sólo existe nada más que decepción.
Derrotados por la vida no nos quedan ilusiones
nuestro mundo de esperanzas se ha deshecho en el rodar.
Y entre toda esa madeja de perfidias y traiciones
si se asoma otra esperanza... ¡la dejamos al pasar!