Tango brujo, por tu culpa,
ando en el mundo sin nido
y con un poncho de olvido
quiero tapar mi dolor.
Te has ensañado con mi suerte
y todo el mal que me hiciste
ha puesto en mi vida triste
no sé qué extraña emoción.
Cuántas veces en mis horas,
de honda melancolía
si tu música venía
mis recuerdos a turbar,
amargamente evocaba,
el pasado sin belleza
y en brazos de la tristeza
reía por no llorar.
¿Qué se hicieron los recuerdos?
¿Dónde fueron mis pasiones?
Pobrecitas ilusiones
que en la vida acaricié,
y que hoy tan sólo tiene,
ocultas como la rosa,
una espina venenosa
que está clavada en mi fe.
Tango malo y traicionero,
pañuelito del suburbio
que secó en el barrio turbio
muchas lágrimas de amor.
¡Yo no sé cómo te quiero,
si tan desahuciado has sido,
que sólo un poncho de olvido
podrá tapar mi dolor!