No tengo amigos, no tengo amores,
no tengo patria, ni religión,
sólo amargura tengo en el alma
¡juna, malhaya! mi corazón...
Mas no por eso yo me lamento
pues siempre tengo en la ocasión,
para mis quejas una milonga,
para mis penas una canción.
Qué me importa de la vida
si nadie me va a llorar,
quién me lloraba se ha muerto
y esa muerte me ha matao.
Desde entonces desafío
al jilguero y al zorzal
quien mejor cantando ahoga
las tristezas de su mal.
Milonga mía, no me abandones,
tenerte siempre, quiero a mi lao
que no me falte, cuando yo muera
una milonga para cantar.
No tengo amigos, no tengo amores,
no tengo patria, ni religión,
sólo amargura tengo en el alma
¡juna, malhaya! mi corazón…
El Tango de la Muerte