Treinta y seis billares emblema porteño,
refleja tu ocaso un callado dolor
se me hace que sigue sentado a tu mesa
un vate escribiendo sus versos de amor.
Sobre tu escenario dejaron en tango
mil voces sublimes con toda emoción,
las notas que vuelan sobre el abandono
de un piano que vela sueños de cantor.
Poetas y letras ayer conjugaron
su fervor en noches de musas y ron
bohemios que al alba con pasos desnudos
besaron la luna nupcial el temblor.
La ciudad que habita en tu Bar Notable
entre sus Billares esconde el rumor,
los duendes de antaño atrasan relojes
y el tiempo fracasa en su eterna misión.
No tienen en cuenta la historia de un siglo
cambiaron tu rumbo, no piden perdón
tus luces titilan un llanto silente
y en los ventanales resiste el adiós.
Lejano al olvido se queda el recuerdo
de la Galleguita que un día llegó
a esta Buenos Aires soberbia, distante
y entre tus paredes dejó el corazón.