Vamos morocha a bailar este tango sin par
que rezonga en la orquesta.
Vamos a vestir de fiesta al corazón
que hasta la noche de hoy se presta.
Que gusto da seguir ese compás
más hondo, mucho más, y tan amigo.
Vamos morocha a bailar
que el salón encendido nos espera ya.
En el salón quedó mi juventud,
lejana juventud,
siguiendo huellas de tango
no me perdí ni una noche,
siempre bailando, bailando.
En el salón dejé mi corazón
prendido a una ilusión,
allí, tal vez arrinconado,
lo he de hallar cansado
de esperar su amor.
Cuántos recuerdos, mi amor,
vuelven a florecer
al bailar este tango.
Hoy que ya no soy tan ágil como ayer,
¿que haré por esconder los años?
Y hasta el final siguiendo ese compás,
más joven, mucho más seré bailando.
Vamos morocha que así,
con usted esta noche vuelvo a revivir.