En una calle cualquiera
de Buenos Aires
se me atraviesa un tango
sin un porqué.
Veredas o ventanas...
cualquier esquina,
se hace melodía
en fa o en re.
Viajando en colectivo
por Buenos Aires,
evoco sonidos
de un bandoneón
y siento que es el tango
que está en el aire
y viene a saludarme
sin ton ni son.
En una calle cualquiera
de Buenos Aires
los compases del tango
vívidos son
por esa unión tan fuerte
e inseparable
que tiene el dos por cuatro
y el corazón.
El tango es cada cosa
de Buenos Aires
y todo su talante
se muestra en él.
Por eso está en las plazas,
en las palomas
y en la cadencia
de una mujer.
El tango es el Polaco,
Troilo, Piazzolla,
pero es y vive
en el propio ser.
Por eso está en las plazas,
en las palomas
y en la cadencia
de una mujer.