Tu paso suave
llegó a mi pieza,
mis brazos se abren,
mi boca besas...
Cuánto tiempo te he esperado,
cara a cara con la muerte,
y a la muerte le he guapeado
para verte...
Postrado, peno,
y al lado mío
no hay ni un amigo
del tiempo bueno.
Qué me importa ya su olvido,
si en tus manos me has traído
lo mejor de la amistad...
¡Pobre de mí!...
Tu mano busco alrededor
y no está aquí...
Todo es un sueño,
visión mentirosa,
y burla del dolor...
Al despertar
la soledad de mi penar
es más atroz.
¡Quién sabe por dónde andarás,
y si de mi te acordarás
mientras me muero sin tu adiós!
Volvé a mis ojos,
visión que pierdo,
morfina y opio
de los recuerdos...
Entre sueños engañame
con la sombra que yo invoco,
y al silencio así llevame
poco a poco...
Mujer querida,
sos el pasado,
la alegre vida
que ha regresado...
¡Es tu mano aquí en mi lecho
la que siento sobre el pecho,
la que alivia mi dolor!...