Luciendo en su esplendor
la cálida emoción
de algún pregón arrabalero,
la luna, la luna de mis sueños,
dejó en la noche su canto bueno.
Requiebra en tu balcón,
florido y coquetón,
con dulce voz, mi buen amor.
Y mientras la ciudad
sueña, también, sentimental...
lejano se hace tango un bandoneón.
Soy como el tango tristón
que enredó en tu balcón
el compás de una queja,
¡que es mía y te besa!
Yo soy tu cantor...
y esta noche al pasar,
en tus sueños en flor
quiero dejar mi corazón.
Distante el bandoneón
hilvana en su canción
luna y malvón para tu pelo.
¡Porteña, porteña de mis sueños,
ni sé yo mismo cuánto te quiero!
Monótono un reloj
insiste en su rondón
para turbar mi adoración,
y en tanto el arrabal,
vela tu sueño de cristal,
te dejo como siempre el corazón.