Hablá desde ahí, no intentés entrar,
en este cotorro se aprende a olvidar,
ahí en donde estés, me das la impresión
de una estampa rea, trazada al carbón.
La puerta es buen marco
para tu talle
sobre la calle
de fondo gris...
No me digas nada,
si sólo al verte
pronto se advierte
que sos una infeliz...
¿Qué en la calle hace frío? ¡Paciencia!...
Yo también tuve frío en el alma.
¿Que tus noches no tienen calma?
¿Qué culpa tuvo
mi corazón?
¿Que al cruzar por las calles desiertas
a tu paso te cierran las puertas?
Tus víctimas son,
que al verte pasar
te gritan sin cesar:
¡Traición!...
Hablar de perdón, inútil será,
aguante m’hijita, así aprenderá...
Si a un hombre de ley, usted traicionó
justo es que le paguen, como usted pagó.
En este cotorro
todo se olvida,
y aquella herida
ya es cicatriz...
Ya todo ha pasado,
nunca lo dude,
que Dios la ayude.
¡Adiós, que sea feliz!...