Este bandoneón que se hace bruma
madrugada, noche, amanecer...
Es tamtién, la inquietud, de encontrar de nuevo
la casa de lata, y aquellos amigos de mi barrio sur.
Abrigar la luna en un silbido
desandar la calle de los dos
y al entrar en un bar, descubrir la mesa
que nos vio soñar.
Rostros que nos prestan su ternura y su pasión,
calles donde anduvo tropezando la ilusión
barriada sin revés, refugio de los dos
rincón casi escondido donde aún vive la emoción
duendes que conocen los misterios del alcohol
flacos habitantes de la noche y la canción
breves personajes que respiran, bandoneón,
con tu ronca voz de amanecer.
Este bandoneón de mil esquinas
vagabundo eterno como yo
le robo, luz al sol, para abrir conmigo
las calles dormidas, y entibiar la orilla que tiembla en el sur
en la ochava mágica del vino
donde nos topó la realidad
Se nos dio, la verdad, y apretamos
juntos nuestra soledad.
Rostros que nos prestan su ternura y su pasión
calles donde anduvo tropezando la ilusión.