Tenía los cabellos como el trigo
y el alma blanca y pura como el pan,
en la mirada suave un dulce abrigo,
los ojos soñadores de Fanfán.
Su andar era canción y era promesa
que despertaba sueños al pasar,
su boca una sorpresa, que hacía suspirar.
Soñó tal vez,
llegar a ser
protagonista de novela del querer.
Pobre Fanfán,
no volverán
aquellos días venturosos de su afán.
Nueva Gauthier,
que en su ilusión
creyó encontrar también su Armando y se perdió.
Pobre Fanfán,
por amor, cuanto dolor sufrió.
Igual que aquella otra, pobrecita,
su alma le entregó una noche a Dios.
Sin un solo reproche fue a la cita
y así al misterio un día se marchó.
Lo mismo que la pobre Margarita,
sus sueños en recuerdos quedarán,
pobre la francesita que se llamó Fanfán.