Hoy me senté bajo la sombra de este amor,
pálido amor de besos inventados.
Me aprisionó la angustia hundida al corazón,
pobre gorrión de nido destrozado.
Hoy me dormí temblando al borde de esa flor
que simuló perfume de ilusión
y desperté sobre un desierto loco y gris de soledad.
En ésta realidad
arde la sangre preguntándose por vos.
Con la seguridad
de que su fuego enluta el timbre de mi voz.
Y en esta tempestad
no queda más que preguntar dónde está el sol.
Con tanta adversidad
cuesta negarse al tibio amparo del alcohol.
Te fuiste así,
como un verano que abandona la ciudad.
Silencio hostil tan aturdido de dolor,
negro dolor de andar equivocado.
Porque bebí del dulce mar de tu emoción,
burda ficción que me dejó atrapado.
¿Cómo no vi la fría trampa en el rumor
que enamoró tu estúpida traición?
Quiero llorar, ya no hay más lágrimas en mí tras la verdad.