Bebiendo, paso la vida
de la noche a la mañana
con esa esperanza vana
de aletargar mis sentidos
y acallar mi corazón,
cansado, con sed de olvido
en una eterna agonía
quiero olvidar la sombría
visión que todos los días
me lleva a la sin razón.
Me emborracharon de luz, en mi niñez
mis pobres padres,
me emborrachó de placer, la juventud
con canto y bailes,
me emborrachó de ilusión, una mujer
que fue mi vida.
Y hoy que la siento perdida
se agranda esta herida
que nunca la olvida...
ni con alcohol...
Preguntan ¿por qué estoy triste?
la vida es linda y muy corta
si a la ingrata no le importa
de que me pierda o me salve
si no tiene corazón,
a veces, frente a una copa
veo otra vez sus ojazos
la misma risa en la boca
y al cristal lo hago pedazos
y se esfuma la ilusión.