Gracias,
porque al borde del abismo
cuando estaba ya perdido
animaste mi esperanza.
Gracias,
por el bien que a mi existencia
sin fortuna
trajo la ternura de tu voz.
Gracias,
por la aurora que encendiste
por la fe que me enseñaste
por la vida que me diste.
Gracias,
porque un día me salvaste
de vivir sin corazón
con tu canción.
En cien noches de dolor
te llamó mi oración
y el milagro de tu amor
a mi voz respondió.
En la oscura cerrazón de mi vida
fue tu amor como una estrella encendida
y hoy le doy gracias a Dios
por tu amor y mi amor.