Vuelen las campanas por la paz del mundo
en pos de otros sueños, en pos del amor,
alcen sus plegarias los pueblos que nunca
vivieron el drama, que vivió Japón.
Qué triste recuerdo que deja la guerra
por todo lo inútil, por todo el horror,
quedando entreabiertas las siniestras puertas
que enfrentan al mundo a la destrucción.
Hiroshima
bendita tierra arrasada.
Nagasaki
bendita tierra inmolada.
Tu límpida voz no fue quebrada
pues se oye desgarrada
condenando la impiedad.
Hiroshima
nada detiene tu gloria.
La gloria
que forja la enternidad
porque el mundo
sobre tus pueblos deshechos
te lleva junto a su pecho
como símbolo de paz.