¿Dónde
irás que no te lo nombren?...
Quisiste tener un hombre
y hoy pagás con ese error.
¡Lo que sufrí por vos!...
Siento
la ruda prueba y lamento
que, nunca, tu sentimiento
me supo corresponder.
¡Y ya no puede ser!...
Tus caprichos juveniles
ahora los estás pagando.
Pretenciosos veinte abriles
que terminaron rodando.
Locos sueños de pebeta,
cabecita soñadora,
ya no sos ni la sombra
¡de aquella virgen
que yo adoré!
¿Dónde
irás que no te lo nombren?...
Quisiste tener un hombre
y hoy pagás con ese error.
¡Lo que sufrí por vos!...
Siento
la ruda prueba y lamento
que, nunca, tu sentimiento
me supo corresponder.
¡Y ya no puede ser!...
Pasarás de mano en mano
como cartón rejugado.
Ya no sos un ser humano,
sos placer breve y pagado.
Yo nunca sabré olvidarte
y vos, siempre arrepentida,
seguirás en la vida
que tu destino
cruel te marcó.