Fue mi novio aquel muchacho
de los ojos soñadores
que me dio a beber la copa
del amor de los amores.
Por la vida me llevó
de su brazo protector,
ofreciendo a mi donaire
los castillos en el aire
de sus palabras de amor...
La huerfanita de amor, yo soy;
y por mis sueños de luto voy...
La huerfanita
que llora eterna cuita
en la tristeza de noches infinitas.
La huerfanita de amor, soy yo;
por mis anhelos, de luto visto...
Y arrodillada,
rezando a Jesucristo,
le ruego por mi alma,
que un novio se llevó...
Un día fatal
de invierno traidor,
truncaba en el mal
mi sueño de amor...
Y yo miré morirse
aquella ilusión mía
sabiendo que al perderla
me hundía en el horror;
que nunca más tendría
ni el bien ni la alegría,
errante por el mundo,
gimiendo mi dolor...