La noche agazapada en el cordón
lo mira con su ojo fantasmal.
Y Juan por ser gorrión
sin sueldo y sin canción,
parece un desgarrón fatal.
La calle le astilló su cicatriz,
el sueño de un país donde mirar.
Y en una alcantarilla
el diablo de la villa
le roba su dulzor de pan.
Juan sin cielo...
resignado y sin hablar
atraviesa la ciudad.
Juan sin cielo...
ya no sabe sonreír,
le han borrado el porvenir.
Y así nomás...
por ser Juan y ser sencillo,
con el hueco en el bolsillo
amanece siempre igual.
Que ganas de llorar...
¡Ay Juan!...
Los perros de la lluvia sin razón,
deambulan hacia el fin de la ciudad.
Y Juan entre un montón
de restos de cartón
se muere en su rincón fatal.
La calle le astilló su cicatriz,
el sueño de un país donde mirar.
Y en esta pesadilla,
la angustia de rodillas
se va con su canción ritual.