Yo tenía un amorcito
que me dejó abandonada
y en mis horas de tristeza
lo recuerdo en el alma.
Era un tigre para el tango
y envidia del cabaret,
pero un día, traicionero,
tras de otra se me fue.
¿Por qué me dejaste,
mi lindo Julián?
Tu nena se muere
de pena y afán...
En aquel cuartito
nadie más entró
y paso las noches
llorando tu amor.
Amor que fingiste
hasta que caí...
Con besos me hiciste
llorar y reír
y desde aquel día,
mi lindo Julián,
no tengo alegría,
me muero de afán.
Nene,
¡cómo extraño tus caricias,
tus mimos y tus sonrisas!
Dame
de nuevo tu corazón
y he de pagarte contenta
con mil besos de pasión.
Negro, yo nunca podré olvidarte...
Piensa
que en el nido abandonado
un corazón destrozado
sólo puede perdonar.
Yo tenía un amorcito
que era envidia del Pigall...
Era un tigre para el tango
y se llamaba Julián...
Pero un día, entusiasmado
por una loca ilusión,
dejó el nido abandonado
y destrozó mi corazón.